8.4.3 Tratamiento de las heridas en los diferentes estadíos Listen

Tratamiento de úlceras de grado 1:
Proteger la herida con un apósito hidrocoloide o un apósito transparente. Eliminar toda presión y monitorizar la zona. También utilizamos ácidos grasos hiperoxigenados.

 

Tratamiento de úlceras de grado 2:
Limpiar la zona con suero fisiológico o agua. Se aplicará una capa fina de pasta de zinc al 40%, cavilon o spray a modo de barrera alrededor de los bordes de la herida. Se utilizará un apósito de hydrogel en heridas secas o un apósito hidrocoloide para absorber exudado si lo hay. El apósito se cambiará cada 3-5 días.

 

Tratamiento de úlceras de grado 3:
Limpiar la zona con agua, suero fisiológico o polihexanida si está colonizada. Aplicar una fina capa de pasta de zinc al 40% u otro tipo de crema o spray a modo de barrera alrededor de los bordes de la herida. Un apósito de alginato, hidrofibra o un gel pueden colocarse dentro de las heridas muy exudativas. Se pueden utilizar apósitos de plata para heridas con signos de infección, aunque se desaconseja su uso prolongado. Es importante no “empaquetar” demasiado la herida con los alginatos ya que esto puede causar presión en el lecho de la herida y en los bordes.

El cambio de apósito debe hacerse sólo cuando sea necesario y de manera delicada para no causar traumatismo a la herida. Se puede humedecer el apósito previamente para facilitar el cambio del mismo.

 

Tratamiento de úlceras de grado 4:
Limpiar la herida, eliminar el tejido necrótico. Aplicar una fina capa de pasta de zinc al 40% u otra crema a modo de barrera en la piel de alrededor de la herida. Se puede añadir un gel, alginato o una hidrofibra, con cuidado dentro de la cavidad, sin empaquetarla demasiado para no producir presión excesiva. Si la herida es muy exudativa, podremos utilizar una espuma absorbente.

De nuevo utilizaremos apósitos de plata si hay signos de infección aunque no de manera prolongada. Limitaremos el cambio de apósito sólo cuando sea necesario.

En úlceras de grado 3 y 4 es importante medir el tamaño, tomar imágenes y hacer un seguimiento de la herida, documentando lo que se observa y justificando el tratamiento utilizado.

El objetivo del tratamiento local es crear un ambiente óptimo para la curación de la herida. Esto se consigue con un lecho de la herida estable, vascularizado y con mínima exudación. El lecho de la herida debe estar limpio de necrosis, libre de toda infección y con buena circulación. Eliminaremos la presión y corregiremos los problemas subyacentes (baja hemoglobina, malnutrición, etc.). Utilizaremos apósitos que controlen la exudación.

Consultaremos siempre el protocolo de curas de cada centro.